La comunidad de Sant’Egidio apoya y acompaña todas las iniciativas que favorecen y de alguna manera facilitan o aceleran los procesos de abolición de la pena de muerte en todos los países del mundo, empezando por la introducción progresiva y preparatoria a la abolición que representa la moratoria de las ejecuciones en los Estados que aún mantienen esta medida tan inhumana.
Desde 1998, ha habido iniciativas y propuestas dirigidas a muchos interlocutores diferentes: representantes de la cultura, líderes religiosos, representantes políticos e institucionales, asociaciones, voluntarios, formadores de opinión, activistas y testimonios, iglesias y hombres de religión, juristas, personal del sistema penitenciario, alcaldes, parlamentarios o miembros de asambleas electivas locales o nacionales, jueces de tribunales que pueden imponer o reducir el uso de esta pena, representantes de instituciones públicas competentes para administrar justicia, «amigos por carta» que mantienen correspondencia con condenados a muerte, personas de buena voluntad, jóvenes, ancianos, simples simpatizantes, dispuestos a apoyar con una firma «Acciones urgentes» de petición de indulto o revisión de las sentencias de los condenados a los que han dado fecha de ejecución. Con todos se entabla un debate y un diálogo para defender siempre la vida, pues estamos firmemente convencidos de que, en todos los contextos y en el marco de cualquier tipo de legislación o cultura, no hay justicia sin vida.
Los amigos por carta eligen la pobre herramienta del papel, el bolígrafo y el sello para tender la mano a los condenados sin apelación y darles voz. Desde 2002, hemos puesto en contacto 12.484 veces a un amigo por correspondencia y a un condenado. Dominique Green, que fue el primero con el que entablamos una amistad epistolar, escribió: «Sé que no puedes hacer mucho para ayudarme, pero seguro que si quieres puedes escribirme». Es cierto, todo el mundo puede escribir y abrir una ventana, y desde la ventana abierta se puede llegar a salvar la vida, sacando a relucir la injusticia de un proceso injusto.
Cada vez es más urgente y necesario trabajar para humanizar la justicia y para afianzar el papel reparativo de la pena. Por eso:
- Del 15 al 18 de noviembre de 2022, Sant’Egidio participará en el 8º Congreso Mundial contra la pena de muerte que se celebrará en Berlín. En 2002, Sant’Egidio impulsó la creación de la Coalición Mundial contra la Pena de Muerte y es miembro activo de una plataforma que federa asociaciones, pequeñas o grandes, que se dedican a esta batalla mundial, a veces con gran valentía. En el Congreso, Sant’Egidio llevará la voz de quienes comparten el rechazo absoluto de la muerte como medida de justicia e ilustrará los elementos del cambio en el panorama internacional que permiten esperara que aumente el número de países abolicionistas, a pesar de que en algunos casos hay, por el contrario, una «inversión» en este tipo de medidas en tiempos de crisis política o social aguda.
- En cuanto a las condiciones de vida de los condenados en el corredor de la muerte, estos dos últimos años de pandemia han hecho que su vida fuera aún más difícil y su aislamiento aún más duro si cabe. De hecho, es preocupante ver cómo se llevan a cabo las ejecuciones en algunos Estados, que dan fechas de ejecución a corto plazo y se rigen por criterios asociados a las «emergencias» políticas del momento.
- Se refuerzan iniciativas permanentes como:
– la sensibilización sobre los derechos y la humanización de las penas a nivel internacional. La sensibilización a nivel mundial es clave. Esta va asociada a lo que el Papa Francisco llama la globalización de la solidaridad, para que nadie pueda morir en medio de la indiferencia generalizada. – la preocupación por la vida de los condenados a muerte. A través del contacto epistolar se llega a cientos de personas que se encuentran en el corredor de la muerte.
– la elaboración y la difusión de peticiones a los gobiernos y las autoridades judiciales que suscriben miles de personas.
– la creación o el fortalecimiento de redes con asociaciones u otros actores sociales en batallas abolicionistas concretas (reducción de la aplicación de las penas, apoyo a la moratoria universal propuesta por las Naciones Unidas). Se ha brindado un intenso apoyo a las organizaciones abolicionistas de Ohio, Luisiana y Florida, que están llevando a cabo la campaña por la abolición en sus respectivos estados.
– el uo de las redes sociales para campañas de opinión e iniciativas de movilización. Por ejemplo, el caso de Melissa Lucio (cuya ejecución se suspendió el 27 de abril de 2022 en Texas a última hora tras una intensa campaña de opinión coordinada por Sant’Egidio) ha demostrado que una sentencia de muerte con un juicio opaco, contaminado por elementos racistas y corrupción de los jueces, con la implicación de mucha gente, puede llamar la atención de la opinión pública internacional y detener la máquina de la muerte. En este caso, se está trabajando para obtener un nuevo juicio que demuestre su inocencia, tras pasar años injustamente en el corredor de la muerte. Removiendo conciencias se pueden lograr otras victorias luchando «con las manos vacías».
– En los últimos 15 años Sant’Egidio ha organizado congresos internacionales de ministros de justicia de países abolicionistas y retencionistas para fomentar el intercambio de opiniones y para compartir experiencias exitosas de países que habían emprendido procesos de revisión –a veces solo parciales– de sus sistemas judiciales y que habían optado por la vía abolicionista, coronada en varios casos por modificaciones permanentes a nivel constitucional o del código penal. El paciente trabajo de acompañamiento e información de estos años ha permitido facilitar el camino hacia la abolición de la pena de muerte porque ha combinado el empuje moral con un análisis político, cultural y también técnico-legal de los diferentes contextos. En 2022 tres países abolieron la pena capital: el 29/5/2022 la República Centroafricana, el 6/6/22 Kazajistán, el 13/6/2022 Malasia y el pasado 20/9 Guinea Ecuatorial.
– Apoyo y relanzamiento de la acción del papa Francisco a favor de la abolición. El Papa se ha pronunciado en varias ocasiones para pedir la abolición de la pena de muerte y para restar espacio a justificaciones de tipo moral para el uso extraordinario y «excepcional» de esta medida en contextos particulares. Un vídeo del Papa titulado «Por la abolición de la pena de muerte» tuvo un eco muy amplio y relanzó en el mundo la clara posición de la Iglesia, que considera que, a la luz del Evangelio, la pena de muerte es inadmisible. Las iglesias locales y las conferencias episcopales nacionales o subregionales han iniciado un importante proceso de recepción del mensaje del Papa que, también a través de la enmienda del nº 2267 del Catecismo de la Iglesia Católica, se reafirme el no a la pena de muerte, y sea un punto sin retorno incluso en el ámbito doctrinal. La pena de muerte no solo es inadmisible a la luz del Evangelio, sino que es contraria a cualquier sentido de humanidad y justicia inherente a las democracias modernas.