Congresos, para facilitar los itinerarios abolicionistas del mundo

Cuando un Estado mata en nombre de la ley, rebaja el nivel de su sistema legislativo al nivel de quien mata.

Los Congresos Internacionales de Ministros de Justicia son una oportunidad de apoyar y dar herramientas jurídicas a aquellos Estados que estén iniciando el camino hacia la abolición o la suspensión de la pena de muerte.
«Preparemos el camino: derrotemos el odio Por un mundo sin pena de muerte». Este fue el tema que eligió la Comunidad de Sant’Egidio para el 12 Congreso Internacional. Ministros de justicia y representantes de más de 20 países –abolicionistas y mantenedores–, provenientes de varios continentes, han hablado en la Cámara de Diputados sobre cómo llegar a una progresiva eliminación de la pena capital en el mundo. Durante el encuentro también se habló de cómo hacer frente a las ejecuciones extrajudiciales y a los linchamientos, que a menudo responden a la difusión de un lenguaje y una cultura del odio, un enemigo que hay que derrotar rápido para humanizar la sociedad.  La pena de muerte, efectivamente, no es solo un problema jurídico o penal, sino que también es un problema cultural, porque condensa las ideas de fondo que tiene la sociedad sobre la convivencia, la diversidad y la violencia.

Desde hace unos años observamos que la percepción de la opinión pública sobre los temas de la justicia sigue impulsos emotivos, los debates sobre las penas suben de tono y se piden penas más duras. El debate sobre la pena de muerte también sufre dichos excesos, que dificultan el camino hacia la abolición. De hecho, a veces incluso en Europa se habla de volver a introducir la pena de muerte.  Pero mantener la pena capital favorece la propaganda del miedo y difunde en la sociedad una cultura de muerte. La pena capital es la expresión de una cultura violenta y no ayuda a luchar contra el crimen –lo demuestran muchos estudios y estadísticas–, no es una medida disuasoria, no garantiza más seguridad y solo añade más violencia y más muerte.

El Congreso tiene el apoyo de «Ciudades por la Vida», que participan con mociones oficiales y con la iluminación de un monumento simbólico el 30 de noviembre, día en el que se recuerda la primera abolición de la Pena de Muerte por parte de un Estado, el Gran Ducado de Toscana.

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