Mientras que en Florida miles de firmas no pudieron detener la ejecución de Bryan Jennings, en Oklahoma un gesto de clemencia del último minuto salvó a Tremane Wood
El 13 de noviembre de 2025 ha escrito dos páginas opuestas en la historia de la pena capital norteamericana.En Florida, Bryan Jennings fue ejecutado a pesar de las miles de firmas que se recogieron gracias al llamamiento hecho por la Comunidad de Sant’Egidio y por numerosas asociaciones que se movilizaron. Fue la decimosexta ejecución que se produce en Florida en 2025, el mayor número de todos los Estados Unidos. Alabama y Texas ejecutaron cinco cada uno. El mismo día, a pocos minutos de la ejecución programada, el gobernador de Oklahoma, Kevin Stitt, concedió la gracia a Tremane Wood, y conmutó su condena por la cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
El gobernador republicano Kevin Stitt siguió la recomendación de la Junta de Libertad Condicional del Estado y conmutó la pena capital de Tremane Wood. Es solo la segunda vez en casi siete años de mandato que Stitt concede clemencia a un condenado a muerte. “Tras revisar atentamente el caso y rezar he decidido aceptar la recomendación de la Junta de Libertad Condicional de conceder la gracia al condenado y decretar su libertad condicional”, declaró el gobernador.
El caso de Wood presentaba varios elementos problemáticos que había llevado a mucha gente a pedir clemencia. Wood fue condenado por el homicidio de Ronnie Wipf en 2002, aunque numerosos testigos afirmaron que no fue él quien mató a la víctima durante un atraco que cometió junto a su hermano. Es especialmente grave la cuestión de la asistencia legal: el abogado de oficio no dedicó más de dos horas de trabajo al caso en una época en la que tenía evidentes problemas con el alcohol. La Junta de Libertad Condicional de Oklahoma votó mayoritariamente a favor de recomendar al gobernador conmutar la pena. Los familiares de Ronnie Wipf, víctima del homicidio, también pidieron que no ejecutaran a Tremane Wood.
Cinzia, de la Comunidad de Sant’Egidio, amiga por carta de Tremane durante muchos años, se suma al agradecimiento por esta valiente decisión.
En un mismo día, dos historias y dos destinos. Una nos recuerda la urgencia de seguir luchando, mientras que la otra nos demuestra que es posible cambiar, que la clemencia puede prevalecer, que estas decisiones pueden repetirse para salvar más vidas. La pena de muerte nunca es justicia.

Tremane Wood con su madre Linda