Las cartas de este joven afroamericano que estaba en el corredor de la muerte inspiraron en 1995 la campaña de Sant’Egidio por la abolición de la pena de muerte. Su voluntad de no ser olvidado y su historia de dolor sigue siendo actual en la vida de muchos otros que están en las cárceles del mundo en las que se quita la vida.
Dominique Green nació en una familia afroamericana muy pobre; sus padres se separaron muy pronto y su madre tuvo problemas psíquicos durante mucho tiempo. Con 17 años fue arrestado por un homicidio que se produjo durante un robo. Lo acusaron según la «ley de las bandas» de complicidad en el delito, aunque no hubiera ninguna prueba de que hubiera disparado él, ni de que estuviera presente en el robo. Tras un interrogatorio en el que se le negó el derecho a tener un abogado se declaró inocente. Los demás participantes en el robo llegaron a un pacto en el que lo acusaban y asumían la culpa; casi todos quedaron en libertad. El abogado de oficio (Green no podía pagar a uno de su elección), cuando le asignaron el caso, presentó tarde los documentos que podían utilizarse en su defensa.
En el juicio, que se celebró en agosto de 1993, aproximadamente un año después de su detención, fue condenado a muerte sin que hubiera ninguna prueba contra él y fue trasladado al corredor de la muerte de Ellis One Unit, en Huntsville (Texas). Allí empezó a dibujar, escribió poesías (muchas se publicarán antes y después de su muerte) y presentó apelaciones, y logró movilizar en su favor a muchas personalidades abolicionistas y defensores de su inocencia, como Desmond Tutu. La Comunidad de Sant’Egidio de Italia se ocupó de su caso e intentó reabrirlo, además de ayudarle económica y moralmente, mientras que la exjueza de Illinois Sheila Murphy se ocupó de su defensa legal.
Green se convirtió en un referente para otros condenados y ayudaba a quien lo necesitaba. Su hermana afirmó que había cambiado totalmente su carácter hasta el punto de que incluso la familia de la víctima pedía que le concedieran el indulto o que le conmutaran la pena. El hijo de la víctima, que tenía simpatía por Dominique, decidió estar a su lado pero el estado de Texas no le permitió asistir a la ejecución porque había manifestado su oposición a la misma (pasó el tiempo de la ejecución rezando en el jardín de la cárcel).
El gobernador Rick Perry, la Junta de Indultos y Libertad Condicional y el Tribunal Supremo de Texas se negaron hasta el último momento a detener la ejecución. Dominique Green fue ajusticiado mediante inyección letal el 27 de octubre de 2004; Un parque del barrio romano de Primavalle lleva su nombre. (Fuente: Wikipedia)
Para saber más: Quinto: non uccidere. Dominique’s story (2010), coproducción Italia-EEUU para Rai-TV, de Mario Marazziti y Giulia Sirignani; voz en off de John Turturro (doblado al italiano por Flavio Insinna)