La historia de Bill es la historia de un hombre normal y corriente, en cuya vida un terrible acontecimiento provocó un gran cambio para él y para todo el movimiento contra la pena de muerte. Al principio Bill estaba de acuerdo con la condena a muerte de la joven que había asesinado a su abuela, pero un año después cambió radicalmente de idea, algo que le llevó a ser uno de los mayores protagonistas de la lucha contra la pena de muerte en el mundo.
Paula Cooper, joven quinceañera con problemas de alcohol y de drogas, junto con tres amigas, fue en mayo de 1985 a la casa de Ruth Pelke, una anciana que hacía catequesis. La anciana las hizo pasar para hablarles de la Biblia. Pero las jóvenes, que buscaban dinero, la atacaron y huyeron con 10 dólares. Ruth Pelke quedó muerta en el suelo. Cuando un año más tarde se celebró el juicio, Paula, que fue considerada la líder del grupo, fue condenada a muerte, a pesar de ser menor. Bill explicaba: «Al principio pensé que era una decisión justa: nadie me devolverá al ángel de mi abuela, es una pena justa. Pero el 2 de noviembre de aquel mismo año Dios tocó mi corazón. Comprendí que mi abuela nunca habría podido soportar que asesinaran a una joven. Entonces me acordé de las palabras de Jesús: ‘perdonad y seréis perdonados’. Entonces empezó mi lucha contra la pena de muerte en el mundo, empezando por la misma Paula, con quien empecé una intensa correspondencia por carta y a quien luego conocí personalmente en el corredor de la muerte. Luego nació un fuerte movimiento de opinión cuando todo el mundo supo que yo, nieto de Ruth, estaba en contra de la pena de muerte para aquella joven».
Gracias al trabajo de Bill Pelke, con «Journey of Hope», nació un movimiento de reconciliación entre parientes de víctimas y condenados.
Muchos han querido dedicarle unas palabras. Suezanne Bosler, familiar de víctima:
«Amor y compasión para TODA la humanidad»
Mi querido hermano Bill Pelke amaba enormemente a su familia y a sus amigos…
Ha sido mi ídolo, mi confidente, mi mejor amigo (durante 31 años), mi maestro, mi asesor, mi consejero, mi compañero, mi líder espiritual…
Bill dijo: «Quiero que la gente me recuerde feliz, quiero que todos sonrían, rían, baile y hagan fiesta, ‘y sobre todo que sigan nuestro trabajo contra la pena de muerte’… (y como se ve en la foto)… se echó a reír cuando dije: ‘brindemos con Sunkist por Bill’… Ahora sigue diciendo: ‘celebrad mis viajes en favor de la vida y mis vigilias de paz, cantando, dándoos las manos, viajando para difundir el preciado valor de la vida, el perdón y la curación y para salvar vidas…’. Y yo añado: Bill es afecto, compasión, amor incondicional, no levantar muros, amable, humilde, sereno, positivo hasta el fin, patriarca de la abolición de la pena de muerte, sencillo y amable, ser humano generoso…
Aceptaba al instante todas las invitaciones que le hacían para explicar su historia, fuera cual fuera el país. Bill hacía que todos se sintieran como íntimos amigos suyos. Solía decir: «Aceptaré todas las invitaciones que me hagan para hablar». Y así lo hacía…
Por último, mientras lloro de amor y añoranza, celebraremos nuestros queridos viajes de Bill por el mundo, seguiremos difundiendo en su nombre su mensaje y su espíritu cristiano…
Siempre decía que ‘podemos llorar un poco, y luego seguir trabajando para abolir la pena de muerte’.
Conservaré esta imagen de nuestro despreocupado y afectuoso Bill Pelke… y seguiré su trabajo. Bill Pelke fue un discípulo de Jesús… Todos recordaremos y honraremos el recuerdo de Bill con afecto y compasión. Lo recibirán su Nana, Paula Cooper y muchos más… Su cuerpo terrenal ya no está vivo, pero su alma de humanidad será nuestro ángel en la tierra y estará siempre con nosotros.
Un abrazo y amor para su familia, sus amigos y sus compañeros y amigos contra la pena de muerte en todo el mundo…